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La cirugía plástica es una de las disciplinas más demandadas por la sociedad actual. Aunque existen muchas alternativas no quirúrgicas, la mayoría de personas sólo se quiere someter a una intervención si no hay otra opción.

Existen muchas situaciones en la que un tratamiento no quirúrgico es recomendable, pero también hay casos en los que realizar una cirugía es la única solución posible. En estos últimos casos, lo más importante es que el paciente sepa cuál va a ser su objetivo final y que analice bien las alternativas para llegar a él sin pasar por una intervención quirúrgica.

Las operaciones de cirugía estética no siempre requieren anestesia general. Generalmente, este tipo de brotes tienen una duración más o menos corta y pueden realizarse simplemente mediante la sedación del paciente (junto con la aplicación de anestesia local). Esto permite que el paciente no deba quedarse ingresado en la clínica y que pueda marcharse a casa tras la intervención, para continuar desde allí su proceso de recuperación. En función del tipo de operación a realizar y de la complejidad de la misma, el cirujano plástico será quien decida el tipo de anestesia que se deberá aplicar.

La clave esta en la edad del paciente. El cuerpo humano está en constante cambio y evolución, esto hace que no siempre todas las alteraciones sean completamente permanentes si no se cuida el cuerpo como se debe. Por ejemplo, en el caso de una liposucción, donde se elimina el exceso de grasa localizado de un paciente, será permanente sólo si posteriormente a la operación éste lleva un estilo de vida sano, con una alimentación adecuada y practicando deportes regulares. Y es que si después de la operación se vuelve a una vida sedentaria, con una alimentación rica en grasas y azúcares, la grasa volverá a acumularse en la misma zona de donde se eliminó.

Sin embargo, cuando los cambios son estructurales éstos si tendrán resultados permanentes, como por ejemplo en las rinoplastias.